Hoy entre tanto desalmado, inevitable es el llanto
En otra época seguramente los proclamarían “santos”
Pero lo cierto es que ennegrecen la claridad de los lagos
y envuelven sus pecados en aspecto de milagro
Peor que la basura tratan la histórica herencia
No la valoran, la ven como inncesaria trascendencia
Y así poco a paco vuelven verdad la demencia
Y nuestro pasado ancestral compartido un evocado olvido
Transforman las celdas en palacios
Los crímenes en estatuas y fechas
Siguen a pesar de todas las brechas
y su material de trabajo, vidas enteras y eternas de sacrificio
Pueden sobrellevar el capital y los sueños rotos
Sin inmutarse, primero siempre ante todos
Gastán más de lo que uno podría imaginar
Reducen sin piedad a palillos todo un pinar
Calzadas de crimen a modo de ruta
Llenan de corrupción la honda gruta
Queman todos nuestros esfuerzos
Quiebrasn ayudas sociales, sin refuerzos
Su mayor milagro: en el poder construyeron un adosado
Para llegar a nadie sabe cómo a todos lados
Mientras como peaje, el resto quedamos encadenados y postrados
Se preguntan libre aún la liebre:
¿los humanos dormirán por siempre?
VIvirán con esa cegadora fiebre
del primero enero al último diciembre…
La magia de la esperanza drogada aún espera…
Esta ya perece, pues no parece su era…
Al menos la palabra permanece intacta.